Los dos tipo con sus caras duras, iniciaron el proceso de desigualar.
Para ello debiereron comenzar por la vía decisiva: la mirada.
Desde un punto del plano descortés para los transeúntes, los hombrecillos de estaturas impresionantes (excedían fácilmente los 3 metros de alturas) echaron la partida con el primer vistazo voraz que cubría la gran parte que empieza desde la frente misma hasta los omóplatos. Como resultado: Una incertidumbre mezclada con el egoísmo y afán de querer llevar el rostro mas terco posible para ser llamado contrincante. Seguida de esta entonces, nace el segundo vistazo, este con los ánimos un poco mas acelerados por descubrir quien el era el otro que se atrevía a pasar por sobre su nombre. El vistazo comprendió mas de 2 minutos del tiempo categórico y en espacio de aquel otro muchachin : El torso.Fue una mirada que se llevo la categoría de característica o definición del otro. Pálido, de piel seca, apretada, se ve pesado, firme, con algún ramillón que otro por las cervezas y papeles que se dejan caer por lo viernes y sábados nocturnos. (las opiniones, coincidían entre ambos). Entre los pasares mentales de cada contrincante pasaba la loca y lógica idea del conocimiento. Si, creían ya conocerse hasta incluso creer que se trataba de algún espejo que hacia uso del reflejo de su imagen.... Así mientras se crea falsa expectativa llega la ultima mirada o vistazo... La parte de abajo, lo que son la pelvis, muslos, piernas y finalmente los pies. Pero el elemento fantástico de esta historia era justamente la parte final. Pies no habían, tan solo al final de cuyos palos que hacen simbolismo de piernas, no eran mas que dos laminas gruesas de cemento concreto aferrado al pavimento. Las dos estatuillas siguieron por muchos años mirándose sin tener ojos con que de hacer.
Para ello debiereron comenzar por la vía decisiva: la mirada.
Desde un punto del plano descortés para los transeúntes, los hombrecillos de estaturas impresionantes (excedían fácilmente los 3 metros de alturas) echaron la partida con el primer vistazo voraz que cubría la gran parte que empieza desde la frente misma hasta los omóplatos. Como resultado: Una incertidumbre mezclada con el egoísmo y afán de querer llevar el rostro mas terco posible para ser llamado contrincante. Seguida de esta entonces, nace el segundo vistazo, este con los ánimos un poco mas acelerados por descubrir quien el era el otro que se atrevía a pasar por sobre su nombre. El vistazo comprendió mas de 2 minutos del tiempo categórico y en espacio de aquel otro muchachin : El torso.Fue una mirada que se llevo la categoría de característica o definición del otro. Pálido, de piel seca, apretada, se ve pesado, firme, con algún ramillón que otro por las cervezas y papeles que se dejan caer por lo viernes y sábados nocturnos. (las opiniones, coincidían entre ambos). Entre los pasares mentales de cada contrincante pasaba la loca y lógica idea del conocimiento. Si, creían ya conocerse hasta incluso creer que se trataba de algún espejo que hacia uso del reflejo de su imagen.... Así mientras se crea falsa expectativa llega la ultima mirada o vistazo... La parte de abajo, lo que son la pelvis, muslos, piernas y finalmente los pies. Pero el elemento fantástico de esta historia era justamente la parte final. Pies no habían, tan solo al final de cuyos palos que hacen simbolismo de piernas, no eran mas que dos laminas gruesas de cemento concreto aferrado al pavimento. Las dos estatuillas siguieron por muchos años mirándose sin tener ojos con que de hacer.