miércoles, 29 de junio de 2011

Mi soledad por estos días nublados

La tan maldecida soledad viviente por la sociedad. Siempre, por desgracia, al lado de los justos e injustamente más sonrientes que entre los dientes se muerden la lengua, sin quererlo, habrán otros que se la muerden despacio. Son aquellos mismos que reclaman por una sociedad más a lo humano, con sus relaciones correspondientes, con sus afectos correspondientes y sus participaciones correspondientes destinadas a la libertad del ser. Mientras, como ya he dicho. Al lado de ellos va justo un mismo ser con las mismas intenciones anónimas, siendo segregado de las actividades llena de colores por ser más callado que el resto, por demostrar menos la sonrisa hiriente, por preferir no dar el rostro cuando es mostrado en televisión. Exigen encuentros!, sin embargo no se encuentran nunca con este cuerpo que se siente apenado por no poder hacer esas mismas cosas que tanto les gusta a los demás pero que sin confianza, sin recepción, sin s ser vistos, ni escuchados, ni hablados, ni saludados; Se sienten como si no fueran parte del circulo a pesar de que tiene esos mismos sueños. Qué pena da cuando no somos mirados aunque seamos sujetos que creemos en la soledad que acompaña, pues todos sabemos que necesitamos de las relaciones sociales para sentirnos valiosos. Qué pena es querer moverse y no poder. Así me siento yo por estos días.


...Y los tordos se paseaban, mientras que los ojos permanecían quietos.

1 comentario:

Constanza dijo...

Soledad es afortunada por tenerte tan cerca en éstos momentos, aunque qué pena que el sentimiento no pueda ser recíproco. Cuesta dar pasos, casi como si doliera, duele igual que el quedarse a parte de lo que posiblemente quisiéramos hacer.

Hay cosas que es probable no cambien, de ellos o de nosotros, pero de vez en cuando –y en su justa medida, claro está- vale la pena arriesgarse. De a poquito para que “te vayan conociendo” y para que también veas si realmente te agrada.

Un abrazo, Doña Esquivelinci : )