"Codicia"

“Estaba yo, ahí justo detrás del marco medio podrido con esa humedad que se adhiere a las murallas de las casas cuando dan justo como pared de las afueras lejanas y no hay canaleta que permita un fluido anormal de las gotas pocas pero varias para un cubo bien medido e instalado y entonces el agua cae generando esos hongos que a veces huelen mal y fiuu!! (tanto detalle para que, para …) ; Quizás por eso te fuiste. La pestilencia se podía rastrear ya desde varias cuadras antes de llegar a mi pieza pero ahí estabas, con los ojos vendados, ¿Por qué no con un perrito sujetándote la nariz? No sé, así creías tu que el olor no te iba a marear. Con tus manos tiritando como de susto y de frío, abriste la cubierta de la cama, ordenaste unos cuantos muñecos y objetos sin sentidos como si la intención central fuese acostarte y dormir: Sin esperarme a que llegara. Pero ahí estaba yo detrás del marco ese que te dije en un principio. Te costó cerrar los ojos, cada vez que un parpadeo se hacía más largo los abrías sobre exaltado no sé si por el olor tan tormentoso o porque oías una risita re chinchona.
Creo que fue lo segundo, (todo lo creo y lo dudo porque no lo recuerdo bien) Asi!, te paraste bruscamente tanto así que me asuste y di un grito de esos que se van hacia adentro y generan la hinchazón del corazón en contra tiempo. (Ahora no creo que haya sido lo segundo, era el olor, pero es que como me asuste y…) Comenzaste a mirar los dibujitos hechos en carbón que estaban en la muralla y de ahí, un giro: Inesperado. Tu boca y la mía justo enfrente, la tuya un poco más arriba, conectándose por un aire tibio de ambas, el labio inferior con el superior tan mío se humedecían por el vapor. Muy cerca están esos dos, pero sus cuerpos o sus miradas, o eran sus mentes, algo de ellos no estaba ahí: o en el muy haya o en el muy acá pero nunca los dos juntos.
Mientras ella cerraba los ojos para un beso y un suspiro. El miraba su corazón dibujado en la muralla y sin olvidar: con los ojos vendados”.